jueves, 18 de junio de 2015

El Mayo Francés, la “NO” Revolución más influyente

El Mayo Francés, un movimiento, una revolución, o más bien un “intento de revolución o cambio” por parte de los jóvenes de 1968, tal como muchos lo definen, aunque de alguna manera, no fue en vano, ya que si bien no resulto exitosa, sirvió de referente y modelo para el mundo, no solo para Europa.
Si bien solo se trató de un movimiento iniciado por estudiantes de la Universidad de Nanterre, más tarde tendría la adhesión de los jóvenes trabajadores dejando de lado los “clasismos”, estableciendo huelgas generales, uniéndose ante un reclamo pacifista. Sus ideas eran similares anti capitalistas, anti estatistas, antistalinistas, luchaban por la liberación femenina, la defensa del medio ambiente, entre otros.
Sin embargo, gran parte de los historiadores, sociólogos aseguran que más bien se trató de un intento de revolución, ya que si bien sus ideales eran lo suficientemente fuerte para lograr ese cambio, les faltaba algo que a su vez se contradecía con sus ideas, la organización política, ya que sin política que implementar, sin un partido que los represente, solo resulto ser un movimiento sin más, que reclamaban cuestiones que mucho tachan como “lo imposible”.
La particularidad que tuvo esta revolución además de estar propuesta por jóvenes de diferentes clases, era el uso de las marchas pacíficas, pese a la represión que ejercieron las autoridades, y los diseños tan originales y llamativos de sus carteles, pancartas a la hora de reflejar en una imagen o graffiti,  junto a una frase sus reclamos como su lema indicaba “Prohibido Prohibir”, mientras gritaban en sus marchas ¡Muera la represión!, entre otras frases famosas de la época.


“Creo que los estudiantes se rebelan contra todo nuestro modo de vida, y que aspiran a un modo de vida radicalmente nuevo, donde la competencia, la lucha de los individuos unos contra otros, el engaño, la crueldad y la masacre ya no tengan razón de ser”, así lo explicó Herbert Marcuse para el diario “Le Monde” en mayo del ’68, dejando en claro cómo es que vio en esos jóvenes el deseo de cambiar una sociedad que los educó en vista de la muerte, para orientar a las nuevas generaciones  hacia la vida.

Si bien este movimiento no tuvo éxito en Francia, cambió la forma de pensar de muchos, pese a no llegar al cambio de políticas y de gobierno, resultaron un gran ejemplo para las próximas revueltas generadas por jóvenes de diferentes países del mundo, como en Estados Unidos, España, Japón, incluso en Argentina con el suceso llamado “El Cordobazo” donde estudiantes se enfrentaron a la dictadura del general Carlos Onganía.
“No sé lo que quiero pero lo quiero ya”, una frase con la que muchos describen a los jóvenes revolucionarios, sin embargo son quienes en ocasiones dan cuenta, y provocan estos grandes movimientos, algunos de ellos no lograron los cambios deseados, pero otros si, muchos fueron escuchados, supieron moverse y aplicar sus ideales para el bien de la sociedad y de las futuras generaciones, esos espíritus revolucionarios propios de los jóvenes es lo que no debe perderse, deben permanecer y seguir luchando por un mejor bienestar y que ningún sistema los trate de opacar y dominar, ya que si el sentido de lucha se pierde, se habrá perdido la libertad por completo.